¿Te la dan con queso? Analizamos 3 etiquetas

Hay una expresión «dársela con queso» que utilizamos para referirnos al hecho de tratar de engañar a alguien sin que se dé cuenta. Para conocer su origen tenemos que remontarnos al medievo. En esa época era común la picaresca de muchos bodegueros que intentaban colar vinos picados o de poca calidad a los clientes, y para ello, ofrecían un poco de queso manchego de modo que su sabor enmascaraba el del vino.

También en la actualidad, si no nos fijamos bien en el etiquetado también nos la pueden colar… Nos la pueden dar esta vez con algo que se parece a queso pero que no lo es.

Antes de mostrar los hechos nos tenemos que remitir al Reglamento 1169/2011 sobre la sobre la información alimentaria facilitada al consumidor. En él se define cómo debe ser el etiquetado de los alimentos, pero también la publicidad y su presentación.

Quesos rallados, veganos y especialidades alimenticias

En la imagen podemos ver el lineal de un supermercado con quesos rallados, de acuerdo con el rótulo de la parte superior. Pero si nos paramos a ver los productos, comprobaremos que no todo es queso.

En el medio se camufla un producto 100% vegano y otro al que se le ha cambiado la grasa de la leche por otra vegetal. Mientras que el primero anuncia en letras grandes la condición de vegano, en el segundo, etiquetado como especialidad alimenticia, el texto destaca poco. Si vamos con prisa puede pasarnos desapercibido.

Mozzarella y Emmental mezclados con productos veganos y especialidades alimenticias

Presentación: se refiere a la forma o el aspecto que se les dé a los alimentos o a su envase, al material usado para este, a la forma en que estén dispuestos, así como al entorno en el que estén expuestos.

En nuestro caso el entorno de los “rallados” son verdaderos quesos, y el rótulo indica que estamos ante “quesos rallados”, luego, el consumidor espera que sea este producto y no otro alternativo el que vaya a encontrar. Es un claro ejemplo de presentación que induce a error. No es por lo tanto conforme a la legislación. Un etiquetado correcto, no obstante, nos advierte de nuestra equivocación.

Etiquetado

La denominación «queso» está reservada de forma exclusiva para aquellos productos de origen animal, esto es, deben haberse obtenido de la leche; entera, semidesnatada o desnatada; de la nata, del suero de mantequilla, o de cualquier mezcla de ellos.

Cuando un componente esencial se intercambia por otro, deja de ser queso y no puede, por lo tanto, etiquetarse como tal. La norma de calidad del queso prohibe de forma expresa la presencia de grasas o proteínas distintas a las de la leche.

Veamos algunos ejemplos.

Etiqueta 1: Preparado lonchas sándwich

Ingredientes: grasa vegetal (palma), proteínas de la LECHE, agua, LACTOSUERO, almidón modificado, estabilizantes (E-331, E-452, E-340), sal y conservador (E-202).

El producto lleva grasas distintas a las propias de la leche. En este caso se trata de grasas vegetales procedentes de la palma, por lo tanto no se podría hacer uso de la mención “queso” como denominación del producto. En su lugar aparece «preparado lácteo«. 

La mención «Sándwich» del frontal no aporta ninguna información relevante para conocer la naturaleza del producto.

Etiqueta 2: Especialidad alimentaria

En esta especialidad alimentaria también se ha sustituido la grasa de la leche por otra vegetal. No se está indicando la naturaleza de dicha grasa, cuando la normativa sí lo exige. También es obligatorio indicar si la grasa está  total o parcialmente hidrogenada. Si no lo está, como es el caso, no es necesario.

Etiqueta 3: Rallado sabor mozzarella

La denominación legal del «rallado sabor mozzarella» es en realidad «preparado alimenticio a base de aceite de coco«. Se trata de un producto a base de ingredientes de origen vegetal. 

Ingredientes: Agua, aceite de coco no hidrogenado 24%, almidón modificado, almidón, sal marina, aroma de mozzarella, extracto de aceituna, colorante: B-caroteno, vitamina B12.

No es lo mismo «mozzarella» que «sabor mozzarella». En esta ocasión solo lleva el aroma como podemos ver si comprobamos la lista de ingredientes.

 

Conclusión: No te fíes de las apariencias y lee detenidamente el etiquetado.

Ahora que ya tienes todos los datos no será fácil que te la den con un pseudoqueso.

Si te ha gustado el artículo quizá pueda interesarte el curso Etiquetado de los alimentos de origen animal.

Autora: Ana Mª Chas Barba