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Importancia biológica de la fibra alimentaria
La fibra alimentaria es una mezcla de sustancias químicas heterogéneas formada por oligosacáridos, polisacáridos y derivados, así como por material no glucídico como la lignina que se caracterizan por ser resistentes a los enzimas digestivos humanos, es decir que no van a poder ser absorbidos por los enterocitos en el intestino delgado tras la hidrólisis enzimática.
Los compuestos que forman parte de la fibra alimentaria son en su mayoría de origen vegetal, aunque también pueden tener un origen microbiano, sintético o proceder de algas marinas. Son mayoritariamente polisacáridos de paredes vegetales (celulosa, hemicelulosas y pectinas) y en los últimos años se ha descubierto que una parte considerable del almidón (aproximadamente el 20%) funciona como fibra alimentaria ya que por diversos motivos puede resistir el ataque de los enzimas digestivos y llegar al colón sin hidrolizar. Se trata del almidón resistente, que se encuentra en general en mayor proporción en las legumbres que en los cereales.
Tipos de fibra alimentaria
La fibra alimentaria se puede dividir en dos fracciones: la fibra soluble y la insoluble.
La fibra insoluble es poco fermentada por las bacterias de la flora intestinal, está formada mayoritariamente por celulosa, lignina y algunas hemicelulosas y tiene un efecto laxante y regulador intestinal.
La fibra soluble es en su mayoría fermentada por las bacterias intestinales del colón y favorece el desarrollo de la flora intestinal. Ralentiza y disminuye la absorción intestinal de algunos compuestos como la glucosa o el colesterol.
Los vegetales son fuentes naturales de fibra alimentaria, dentro de los cereales el trigo y el arroz aportan sobre todo fibra insoluble, mientras que la cebada y la avena aportan mayoritariamente fibra soluble. Las frutas, verduras, legumbres y frutos secos aportan gran cantidad de fibra alimentaria con una proporción más equilibrada entre ambos tipos de fibras.
El consumo de fibra en los últimos años ha disminuido en los países desarrollados, ya que se ha reducido el consumo de vegetales y se ha aumentado el de productos de origen animal.
Una dieta rica en fibra protege contra el estreñimiento y otras patologías intestinales como diverticulitis, colon irritable e incluso cáncer colorectal. También mejora la evolución y pronóstico de otras enfermedades sistémicas como la obesidad, diabetes, hipercolesterolemia y los problemas cardiovasculares que de ellas se derivan.
Autora: Inés Carreira Fernández