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El Fraude alimentario, un riesgo de seguridad alimentaria
Hablamos de fraude alimentario cuando la información que recibe el consumidor sobre un producto alimenticio no coincide con la realidad.
Cuando la información que se proporciona sobre un alimento no coincide con la realidad se está cometiendo un fraude o engaño al consumidor
Normalmente el fraude está orientado al beneficio económico. Se sustituyen de forma intencionada ingredientes nobles por otros más baratos, se adultera la materia prima añadiendo y mezclando con sustancias ajenas para obtener más cantidad de producto final, se etiquetan formulando declaraciones falsas…
En consecuencia, el consumidor es engañado y recibe lo que se conoce coloquialmente como “gato por liebre”. Este tipo de prácticas no es nuevo y se remonta a la Antigüedad. Ya tenemos constancia en la época romana del vino adulterado con agua de mar para aumentar la producción. En los últimos tiempos, si bien han aumentado las técnicas que permiten detectar el fraude alimentario, también ha aumentado la astucia de los presuntos estafadores. |
Cuando en lugar de beneficio económico se busca causar un daño a los consumidores o a la reputación de una empresa estamos ante un caso de Food defense.
El fraude también puede ser fruto de una mala praxis en la manipulación, elaboración, etiquetado… Sea intencionado o por dejadez, mala praxis, el fraude alimentario puede conllevar de forma añadida, un riesgo de seguridad alimentaria.
El fraude alimentario es un delito contra la salud pública que conlleva sanciones y retirada del producto para la empresa alimentaria, además de la pérdida de confianza del consumidor.
Los productos de mayor calidad alimentaria tienen más riesgo de sufrir algún tipo de fraude.
Así, por ejemplo, algunos de los alimentos con mayor riesgo de fraude son:
- Aceite de oliva
- Los zumos envasados, sobre todo los elaborados con naranjas, manzanas y granadas
- Especias
- Miel, jalea real y jarabe de arce
- Café
- Leche
- Huevos camperos
- Productos ecológicos
- Vino reserva, crianza
Por ejemplo, en marzo de 2023, se hizo público el “Fraude de la miel” al detectarse que el 46% de la miel importada a la Unión Europea (UE) había sido adulterada con la agregación de agua o jarabes de azúcar artificiales con el objetivo de aumentar la cantidad de producto. Tras la investigación, los operadores responsables del fraude fueron sancionados.
Responsabilidad
El abordaje del Fraude Alimentario para mantener íntegra la autenticidad de los productos, es un requisito obligatorio para los principales estándares de certificación de la calidad reconocidos por GFSI como IFS, BRCGS o FSSC 22000.
El sistema español considera penalmente responsable de cometer fraude a las empresas alimentarias desde el año 2010.
Las obligaciones del operador para la prevención del fraude alimentario son:
- Asegurar la producción y comercialización de alimentos auténticos
- Cumplir con la normativa referente a fraude alimentario
- Demostrar la veracidad y exactitud de las informaciones que facilitan
- Informar a las autoridades competentes de cualquier desviación
- Disponer de un plan de control de calidad
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En este curso aprenderás los conceptos y herramientas necesarios para la gestión del fraude alimentario en el sector alimentario.